viernes, 29 de octubre de 2010

Por el voto de las personas con discapacidad

Joaquín Alva Ruiz-Cabañas 
El Universal/29 de octubre de 2010

De todos es sabido que el tema de la discapacidad nunca ha sobresalido y se presenta esporádicamente en la agenda política del país. También es sabido que en tiempos electorales, la discapacidad no es tema rentable y atractivo para obtener beneficios electorales. Bien dice Carlos Ríos, integrante del Comité especial de los Derechos de las Personas con Discapacidad de la ONU, “no se ve que esté en la agenda principal de los partidos el tema de la discapacidad”. Pero ¿qué podemos hacer las personas con discapacidad para que los partidos políticos nos consideren? Muy poco. Todo depende de la voluntad de los partidos e institutos electorales.

Así, el pasado 1 de octubre, los partidos políticos, con la notable ausencia de sus presidentes nacionales, firmaron el Acuerdo Nacional por los Derechos Políticos de las Personas con Discapacidad. Los partidos se comprometieron a impulsar que el Instituto Federal Electoral (IFE) y los institutos electorales estatales implementen medidas para garantizar el ejercicio del sufragio, facilitar la obtención de la credencial de elector y evitar cualquier acción discriminatoria.
El IFE cuenta con lo necesario para incrementar la participación electoral de las personas con discapacidad. Tiene todos los elementos legales de organización y logística para atender con plena voluntad institucional los primeros dos puntos del compromiso, y ejecutar las medidas en las jornadas electorales subsecuentes.

1) En cuanto a la obtención de la credencial de elector para las personas con discapacidad, tenemos que el Cofipe, en su artículo 185, señala: “Los ciudadanos mexicanos residentes en el territorio nacional, que se encuentren incapacitados físicamente para acudir a inscribirse ante las oficinas de la Dirección Ejecutiva del Registro Federal de Electores correspondiente a su domicilio, deberán solicitar su inscripción por escrito, acompañando la documentación que acredite su incapacidad. En su caso, la Dirección Ejecutiva dictará las medidas pertinentes para la entrega de la credencial para votar del elector físicamente impedido”. Hace algunos años se implementó esta acción y el IFE, a petición del llamado de las personas con discapacidad y de la tercera edad, acudió a sus domicilios para sacarles su credencial de elector. Bien se podría volver a implementar esta acción para facilitar la obtención de la credencial de elector a las personas con discapacidad y de la tercera edad. Se puede considerar un “módulo móvil” para inscribir a las personas con discapacidad en la lista nominal del IFE desde sus domicilios. Con esta acción, el IFE podría incluso tener una cifra estimada de esta comunidad que cuentan con credencial de elector y está registrada en la lista nominal. Con esta información, posiblemente nos daríamos cuenta del potencial que tenemos las personas con discapacidad en cuanto al número de votos que representamos en una elección, y es factible que esta cantidad de votos le sea atractiva a los partidos políticos.

2) Considerando que uno de los motivos por los cuales las personas con discapacidad no acuden a las urnas, se debe a la inexistencia de accesos y adaptaciones en los lugares donde se instalan las casillas y en las banquetas y calles que rodean las casillas. Este problema, que existe tanto en la ciudad como en el campo, hace sumamente difícil el traslado de muchos electores a las casillas electorales. Creo conveniente la formación de una “casilla móvil” para cada distrito electoral integrada por un presidente, secretario y escrutadores de casilla y representantes de los partidos políticos con el propósito de llevar el voto al domicilio de las personas con discapacidad que lo soliciten, en especial cuando se trate de una persona con discapacidad que viva en la zona rural. El objetivo de esta casilla móvil es hacer que la comunidad de personas con discapacidad participe y tenga mejores condiciones para ejercer su derecho al sufragio con libertad e independencia, y aproximar su situación y sus posibilidades de sufragar a las de cualquier otro ciudadano que no tiene desventajas físicas.

Al final de cuentas, lo que se propone es una ayuda para que los sectores en desventaja puedan tener mayores facilidades para acudir a las urnas y ejercer su derecho y obligación de votar. Finalmente, creo que para responder a la indiferencia de los partidos políticos, las personas con discapacidad debemos participar y hacer visible el ejercicio de cada uno de nuestros votos. Es decir, hay que votar, hay que hacer valer cada uno de los sufragios de nuestra comunidad.

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