viernes, 1 de mayo de 2009

A un año de la Convención y a uno de dar cuenta de ella.

Katia de Artigues
El Universal


01-mayo-2009/El domingo 3 de mayo se cumplirá un año de que entró en vigor –al haberla ratificado 20 países y 10 el protocolo facultativo --de la ya famosa Convención de las Naciones Unidas de los derechos de las personas con discapacidad. Es un día para celebrar, sí, pero también para revisar cómo va la aplicación, en nuestro país, de ese documento.

Como saben, esta Convención está considerada el primer gran tratado de Derechos Humanos del siglo XXI. México tuvo mucho que ver para impulsarla. Fue Fox quien la propuso, pero tras él estaba, evidentemente Gilberto Rincón Gallardo, quien fue hasta su muerte, el presidente del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred).Una persona esencial para comprender el avance en los derechos de las minorías, también las personas con discapacidad que son el 10 por ciento de toda sociedad.

Nuestro país, al ratificar (en el Senado) la convención y su protocolo facultativo, elevó a calidad de ley los derechos de las personas con discapacidad. A todos los derechos: a la salud, a la educación, al trabajo, a vivir de manera independiente, a moverse libremente, a ejercer sus derechos ciudadanos, a vivir en familia, a tener acceso a la justicia, a decidir por ellos mismos lo que hacen con su vida… a lo que se les ocurra. Es ley por sobre todas las leyes menos la Constitución.
Al signar y ratificar la Convención, el Estado mexicano –que no sólo sus gobiernos; los que estén ahora y más aún, los que vengan—se comprometieron a cambiar de paradigma sobre la forma en que ven a las personas con discapacidad. De una mirada asistencialista de “pobrecito”, “hay que ayudarlo: mira cuánto tengo yo y él no” a otra: la de una persona con una dignidad y derechos, como cualquier humano, punto.

Suena sencillo, pero para que no se quede sólo en un pliego de buenas intenciones requiere un esfuerzo monumental. Mucho más si sabemos que con respecto a otros países –ya no digamos Estados Unidos, Gran Bretaña o España—tenemos décadas de atraso con respecto al respeto a sus derechos. De eso hemos hablado mucho a lo largo de los viernes que nos encontramos en el blog: ¿accesibilidad? Bueno, es escasa y es el primer paso. No hay siquiera una normatividad para hacer obligatorio a las nuevas construcciones que sean accesibles.

Recientemente, para muestra un botón, la CDHDF dio a conocer una recomendación a la Asamblea Legislativa del DF. Acaban de remodelar, pero entre sus remodelaciones no contemplaron e incluso quitaron lo que tenían de accesible.

¿Inclusión educativa? Está en la ley, pero no se cumple. ¿Cuántas veces no hemos escuchado de padres que buscan escuelas que “les acepten” a sus hijos con discapacidad? Lo mismo pasa en acceso al trabajo. Las personas con discapacidad se quejan de que son discriminadas y no encuentran trabajo. Pero también hay empresas que se quejan que algunas personas con discapacidad quieren siempre –más allá de su discapacidad—tratos especiales… Es un proceso, no digo que el mundo debe cambiar de zopetón. Pero también hay que hacer esfuerzos constantes para que se logren.

A eso voy. ¿Qué se ha hecho desde septiembre de 2007 a la fecha para “armonizar” –como se dice—la Convención a las leyes mexicanas?

Lo primero que me viene a la mente es la nueva Ley General de las Personas con Discapacidad que ya está tanto en la Cámara de Diputados como en la de Senadores. Recordarán que Guillermo Tamborrell, el presidente de la comisión de atención a grupos vulnerables del Senado incluso debatió-bloggeó con nosotros un día sobre sus cambios. La iniciativa, pues, ya está… pero no ha sido votada. También Silvia Degante, coordinadora del PAN para políticas especiales, tiene otra que va casi en el mismo sentido que Tamborell… pero tampoco se ha presentado a votación.
También la bancada del PAN en particular tiene otras leyes que beneficiarían a PcD’s. Son 17. Pero igual: están en esa institución del poder legislativo llamado la congeladora.

Aunque había rumores de que la Ley se presentaría a votación esta semana, lamentablemente no pasó nada. Otra de las víctimas de la influenza ya no porcina, sino humana, dice la OMS.
También hay que destacar un gran e inédito esfuerzo que hizo el DIF nacional, que encabeza y creo que merece que se diga, Margarita Zavala y su equipo. Convocó a reuniones regionales para hacer, digamos, una “lluvia de ideas” rumbo a una Estrategia Nacional de personas con discapacidad.

Fue una gran idea: se escuchó a la sociedad civil, a las mismas personas con discapacidad, como manda la Convención y se crearon una lista, por temas, de rubros a mejorar.

Terminadas las reuniones se hizo un documento y se presentó en Los Pinos. Erróneamente se presentó ya como la “Estrategia Nacional” cuando no hay tal… la misma Margarita Zavala lo acepta. Y prometió en una entrevista que en este año, en los primeros meses, se daría ya la Estrategia Nacional, con fechas y compromisos. Lamentablemente, no ha sido así, aunque sé, de buena fuente, que la esposa del Presidente no ha soltado el tema y que sigue trabajando en ello… esperamos resultados pronto.

El gobierno del DF también presentó su “Estrategia” y demostró interés, lo que para empezar es bueno (nótese que estoy haciendo mi mejor esfuerzo por ser políticamente correcta). Sin embargo el proyecto que presentó Marcelo Ebrard dejó mucho qué desear. La nota fue el gran proyecto de las 100 mil rampas y bueno, qué les digo… lo hemos seguido puntualmente aquí en el blog y sabemos que aún no hay avances. Aunque estaremos pendientes de que se cumpla y como saben contribuiremos a ello.

Quizá dejo de lado ciertas cosas, pero creo que esencialmente son esas. Me parece que son pocas. Que para variar se pospone todo lo urgente por lo importante y también urgente que afecta al 10 por ciento de la población. Hoy es un día para recordarlo.

También para recordar que por tiempos de la ONU tenemos un año para ser evaluados, quizá balconeados, a nivel mundial. Porque la Convención contempla que se vigile su aplicación. Hay un año más hasta que como Estado, como país, tengamos que dar a conocer nuestros avances. Es tiempo para subrayarlo…

¿Qué recomendarían para que esto, que es ley se vuelva realidad? ¿Qué medidas tomarían ustedes como sociedad civil para hacerlas realidad? ¿Qué papel debemos de tener nosotros para también hacer realidad la Convención?

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