lunes, 3 de noviembre de 2008

El valor de lo bello



Por: José Luis Fernández Iglesias.




Daniel Hamermesh, de la Universidad de Tejas, ha sido el artífice de un estudio que demuestra algo que muchos intuíamos: el físico importa, y mucho. En EE.UU. los hombres menos agraciados ganan un 9% menos que quienes tienen un atractivo promedio; en Inglaterra, el 18% y en China (Shanghai), el 25% menos. Las mujeres, en la misma línea: las menos atractivas ganan un 6% menos en EE.UU que las más bellas, el 11% en Inglaterra y nada menos que un 31% en Shanghai.
El culto a la belleza y a la juventud es una norma en nuestra sociedad, llegando en algunos casos hasta el ridículo de que adolescentes reciban por su cumpleaños el regalo de una operación de cirugía estética por parte de sus progenitores, so pretexto de complejos inverosímiles, o que algunas personas rozando la vejez se operen, se vistan y se comporten de tal forma que pretendan confundirse con treintañeros. La cuestión llega a extremos como el de Inglaterra, donde muchos medios de comunicación llevan años ridiculizando y machacando literalmente a toda persona famosa con exceso de kilos que se pone a tiro, sin distinguir si existe discapacidad (bulimia, obesidad mórbida, etc.) o no.
Es curioso que en la sociedad del sedentarismo, la obesidad y la longevidad, la hipercomunicada y no bien informada sociedad del siglo XXI adore al dios Apolo o la diosa Venus con ese ímpetu. Y, ¿dónde quedamos las personas con discapacidad en esta enésima clasificación social? Pues mal, porque una vez más, la mayoría no entramos en los cánones al uso que alguien en esta sociedad marca. Pero, como en tantas otras cosas podemos estar tranquilos: la mayoría de la gente no es ubicable en esa categoría de belleza y juventud que tanto seduce. Por tanto, como siempre, seguimos perteneciendo a la mayoría diversa de ciudadanos no encuadrables en los diversos cultos que unos pocos se empeñan en imponer. Lo que sí tendremos que seguir es peleando, como tantísimos ciudadanos, porque no nos discriminen por no tener estudios, por ser mujer, por ser homosexual, por ser mayor, por tener discapacidad, por ser inmigrante y ahora, además, por ser feos. ¿Quién había dicho que esto de la inclusión social iba a ser fácil?





Artículo publicado en joseluisfernandeziglesias.com

Imagenes:
Arriba: Alisson Lapper, pintora inglesa que nació sin brazos.
Abajo: Mujeres de Angola afectadas por minas, participantes del concurso Miss Landmine.